lunes, noviembre 02, 2009

Una entrada como de un diario...


...siempre me ha parecido cursi. Sin embargo hay días que necesitan quedar grabados en la conciencia. Otra cosa es justificar por qué hacerlo en internet. Es, me parece, el punto mismo de tener un blog. En especial cuando se trata de un espacio personal que casi nadie lee. Me ayuda a tener las cosas algo más organizadas. Si tomara una foto de mi entorno, cualquiera lloraría. Y ese es el punto que vengo a llorar yo aquí: el desorden que me rodea es apenas un vestigio de la sinrazón de mi cotidianidad.

Como si mis problemas se parecieran al spaghetti que preparé el jueves (rico, pero algo pegado), tomo la primer hebra que encuentro para seguirla. Me perturba la susceptibilidad emocional que he mostrado estas últimas semanas. Los hechos son simples: un amigo que había prometido hacer un trabajo muy importante se va, sin decir ni adiós y desde luego, sin darme información sobre los avances del trabajo. Una amiga viene desde lejos a mi ciudad y no tengo los textos que quería darle. Por último en el recuento debo añadir la inevitable decisión de abandonar el grupo de teatro al que he pertenecido por años. La situación en ese contexto ya es insostenible, por tiempos y por afectos. No queda nada que pueda llamar mío.

Lo que hierve en mi cabeza y confunde la madeja como cuando está mal hilada es la conciencia de invertir mal mi tiempo. No puedo decir que lo esté perdiendo, porque trabajo, y mucho. Disfruto lo que hago (hasta cierto punto) y considero que la experiencia docente era necesaria para respaldar mi título académico. Pero no puedo seguir dando clases indefinidamente. Necesito hacer algo más, estudiar más, prepararme mucho mejor. No se trata, desde luego, de un problema únicamente laboral. Es sólo la punta de un iceberg, valga el lugar común. Subyace un plan de vida, un sentido existencial y de pertenencia.

Ya no escribo. Eso, en cualquier plano de mi conciencia es síntoma definitorio de inestabilidad. En mi labor la palabra se ha vuelto, pobre, moneda de curso. La tartamudeo entre el cansancio y el cúmulo de datos que debo procesar entre la ignorancia y la asequibilidad. Al fondo mismo del habla se hallan los contenidos, medrosos, empantanados. ¿Qué decir? Nada de lo que la imaginación conjunta en breves notas, esparcidas por cuadernos que aparecen espontáneos en mis bolsas y mochilas, tiene la dignidad necesaria para seguir adelante. Quisiera volver a la ignorancia. Entonces no había juicio que detuviera el avance de mis pensamientos y el gozo de mi ensoñación era pleno.

Ni la pluma ni el corazón fluyen. Al menos me siento agradecida por la total parálisis del sentimiento. El anhelo emocional no me llevó a ningún lado. Y cuando observo mi decidida carencia, dado que la autocompasión ya no es una opción y la búsqueda es inviable, me quedo en paz. No es, desde luego, un estado agradable. Pero al menos se puede vivir con ello. Quizá a ello se deba que remore (sí, lo sé, es un hermoso neologismo justificado) tanto sobre los afectos simples.

Cuando escribo me comparo. Siempre me comparo con otros. Quisiera que estas líneas fueran elocuentes, que atrajeran la mirada de los lectores, que disfrutaran, comentaran, en fin. Para ello tendré que escribir mucho y arriesgar más, y blindarme contra la crítica que siempre me hiende al alma.

Por eso quiero dedicar el próximo semestre a buscar una maestría, una beca para poder estudiarla (porque no podré trabajar igual), y comprometerme a escribir artículos tanto académicos como literarios. Voy a dar a mi vida el giro que debo. Al menos eso es lo que quiero.

sábado, septiembre 26, 2009

Breve ideario teatral

Hay una diferencia entre preparar actores para teatro y preparar personas a través del teatro. Cuando se hace teatro con miras a una función o un espectáculo, se piensa como una empresa piensa en su producto. Cuando esta actividad se dirige a la formación y el crecimiento de sus actores, se centra en ellos. Un buen grupo teatral combina la riqueza inherente a cada miembro, parte de cada uno para conseguir un proyecto y orienta todos sus esfuerzos en verlo hecho realidad.

Formar personas a través de la actuación implica, de modo general, dos niveles (uno mismo y los demás) en dos ámbitos (corporalidad y afectividad).

Uno mismo ->Corporalidad -> Afectividad
Los demás ->Comprensión -> Empatía


Uno mismo, en el ámbito de su corporalidad se descubre, aprovecha sus habilidades físicas y toma conciencia de sí mismo en su entorno. Este proceso implica técnicas en el manejo de su voz, su postura, su andar, su gesticulación, su modo de vestir y desenvolverse. Todo esto implica reconocer los medios de proyección escénica. Sin embargo, actuar implica otro tipo de conciencia que pocas veces se desarrolla: se trata de la conciencia afectiva. El actor aprende a reconocer sus emociones, sus procesos, sus causas, las respuestas proporcionales. Uno de mis maestros solía decir que el actor es un atleta de emociones. Eso implica no el hacer proezas, sino el conocer y medir bien sus capacidades. En la situación contemporánea, la salud emocional es un bien añorado por los habitantes una ciudad como ésta, donde se acumulan frustraciones sin vía de escape y se recibe un despliegue exagerado de estímulos, ante los cuales uno se confunden o se insensibilizan.

La formación a través del teatro además abre los horizontes y permite al actor no sólo el autoconocimiento, sino un mejor conocimiento de los demás. Equivalente a la conciencia corporal exterior, el actor aprende a observar a los demás, a leer sus mensajes, a descifrar lo no dicho con mayor certeza. En lugar de juzgar desde sí mismo, adquiere la rara virtud de ponerse en los zapatos del otro, abrirse a la posibilidad de otra perspectiva, se vuelve receptivo y respetuoso, interactúa y, sobre todo, sale de sí. El actor también desarrolla una capacidad intuitiva que le permite acercarse a los demás humanamente desde la empatía. Aprende a distinguir la complejidad emocional de los demás sin adelantar prejuicios.

Lo que hace extraordinario un taller teatral amateur es que todas estas cualidades se desarrollan en un ámbito de ficción, en otras palabras, se aprende a ser más humano simplemente jugando. El teatro se encuentra en el mundo de la acción humana. Con mayor o menor complejidad, las obras dramáticas son, precisamente, la puesta ante la vista del entramado de la acción. Esto es importante subrayarlo: la vida no transcurre como en el escenario por la sencilla razón de que la escena pone en evidencia lo que en el ritmo cotidiano de la vida nos está oculto. Por eso, muchos definen la actividad artística —en general—, como la cualidad de poner ante la vista lo que nos parece un misterio. Skene, el origen de la palabra escena es precisamente eso, ver, mostrar.

Hay diversos modos de proceder para fraguar un proyecto teatral amateur. Distingo dos: el primero y en apariencia más sencillo es proponer una obra específica. El segundo implica una exploración de los intereses de los participantes, buscando una obra o un montaje original a partir de su propia iniciativa. Un tercer modo, desde luego, es el trabajo "por encargo", para que éste funcione adecuadamente se requiere una cierta solidez previa en el grupo. He trabajado con los tres sistemas y encuentro que el más eficiente resulta de una mezcla de proyecto de dirección e iniciativa de grupo. Esto se debe a dos razones: en primer lugar tenemos un grupo de actores voluntarios y ellos son nuestro punto de partida; su iniciativa da origen a todas las demás posibilidades y son nuestro verdadero material de trabajo. En segundo lugar, la motivación de nuestros actores y su consecuente compromiso nace de sus capacidades e intereses.

Mi primera directora, a quien quizá más debo, decía que era mejor partir de aquello con lo que cuentas. Hay obras que se te ocurre montar porque tal o cual persona te sugiere la posibilidad, como encontrarse a un Benedicto perfecto para Mucho ruido y pocas nueces o tener a la perfecta Blanche Dubois, o un inmejorable Fausto. Recuerdo que, buscando una obra de teatro para mi grupo de Pamplona, un diálogo entre dos hermanos me llevó a visualizar inmediatamente a dos miembros de la compañía y la intuición no falló, funcionaron de un modo magnífico. Sin embargo, y con mucho, el mejor proyecto fue el que idearon los propios alumnos con una lluvia de ideas a partir de una lectura que a mí no me atrajo tanto personalmente.

Cuando una idea enciende la mecha de la creatividad, sea cual sea la fuente, logra unir a todos con una extraordinaria cohesión. Ese debe ser el punto que amalgame todos los esfuerzos, para que el desarrollo del proyecto teatral concreto sea el pretexto, la vía que desarrolle al actor como persona.

(Escrito para el Club España y publicado en la Gaceta "La edad dorada", del mismo centro")

miércoles, julio 08, 2009

Reflexiones sobre el descanso


¿Qué es descansar? ¿Qué significa estar de vacaciones?
Desde inicios de junio, en teoría, no doy clases, que es mi actividad principal. Pero no he descansado nada.

Es verdad que he tenido un poco menos de estructura, exigencias y carreras en el día, pero el trabajo en casa ha sido monumental: revisión de textos de titulación para una maestría (seis trabajos distintos), dos tesis de licenciatura, y además, por qué no, me he metido en un proyecto para iniciar una empresa de economía alternativa.

Desde luego, no he escrito mi propio artículo ni he podido preparar todos mis cursos del próximo semestre que son, en principio, siete grupos. La razón es que me cambiaron de última hora algunos grupos y a los materiales de Historia de la Cultura debo añadir los de Ética.

Me gusta trabajar. Como dice mi padre, descanso haciendo adobes o, como corrige mi madre, edificios, de plano. Lo único cierto es que no descanso.

He ido al cine, he salido con mis amigas, y gracias a que un pillo desalmado clonó mi tarjeta no pude salir de vacaciones cuando lo había planeado. No tengo dinero para gastar porque mientras no hay clases, no cobro... y eso implica sobrevivir de mayo a finales de agosto con lo que haya ahorrado del semestre. No da para aventarse un viajecito, más que en camión.

Cosa curiosa, me ha servido más de descanso el tener que caminar estos últimos días que me he quedado sin coche (mi padre chocó el suyo y ahora usa el mío cuando lo necesita). Y como no tengo prisas, camino lo más que puedo y es casi como pasear por estas calles de Dios, donde todos alrededor corren al trabajo y a sus muchos pendientes y contratiempos. Yo observo como distante y me percibo en otro tiempo, y descanso casi por contraste.

No me quejo. Hago lo que hago porque me gusta, pero no acabo de encontrar la manera de lograr un descanso eficiente. Siento mi cabeza como un bombo y no quiero llegar así a un semestre que ya se anuncia complicado: siete grupos, dos universidades, un grupo de teatro y una empresita en marcha... Bonito, pero complicado. Más me vale empezarlo entera y sólo me quedan tres semanas.
¿Alguien tiene algún consejo, recomendación, buena idea, ganas de burlarse? Escucho sus comentarios.

viernes, julio 03, 2009

Respuesta de la SRE sobre la posición de México en el caso de Irán

A continuación comparto con ustedes la transcripción del mensaje que he recibido por parte de la Directora General para África y Medio Oriente, de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.

Realicé esta consulta porque me encontraba bastante intrigada sobre la postura oficial que nuestro país tiene ante los acontecimientos, misma que no he visto expresada por ningún otro medio:



“2009, Año de la Reforma Liberal”

Estimada Cecilia Sabido:

En respuesta a su atenta comunicación del pasado 23 de junio, me permito informarle que el Gobierno de México permanece atento al desarrollo de los acontecimientos en la República Islámica de Irán, y hace votos para que las disputas se resuelvan por los canales institucionales y a través del diálogo.


México lamenta las acciones de violencia que se han presentado como consecuencia de las protestas en Irán y deplora el uso excesivo de la fuerza por parte de la autoridad. Asimismo, México ha reiterado su compromiso con la democracia y el respeto a los derechos humanos, así como con la libertad de prensa, de expresión, de asociación y de reunión que atañen a toda sociedad y a todo ser humano. Los pronunciamientos correspondientes se han realizado de manera oportuna en los foros multilaterales competentes.


Por otra parte, hasta el momento la Embajada de México en Irán no ha recibido solicitud de asistencia de ningún nacional iraní; no obstante, y en caso de presentarse algún caso, éste sería analizado de conformidad con la tradición mexicana de apego y pleno respeto al derecho internacional humanitario.


Aprovecho la ocasión para extenderle un cordial saludo.


Muy atentamente,


Sara Valdés

Directora General para África y Medio Oriente

Secretaría de Relaciones Exteriores


EP/OCA/GR



Por supuesto, tengo mucho que pensar con respecto a esta carta. Pero antes de analizarla debo confesar que me siento gratamente sorprendida por haber recibido una respuesta. ¡Es posible! Imagino que si más de nosotros buscamos una respuesta podemos tener un eco mayor. Concuerdo en que nuestra postura política debe ser prudente, especialmente en lo que respecta a los "bandos" electorales en Irán, pero no debemos ser tibios con respecto a la violencia, la injusticia, la extrema represión que han sufrido los ciudadanos iraníes, personas que, como tú y como yo haremos el domingo, expresaron su voluntad electoral. Nosotros no hemos estado lejos de una situación similar, y quizá tuvimos bloqueada la calle de Reforma por manifestantes inconformes durante un mes aproximadamente, pero a nadie se le disparó sólo por mirar a los inconformes jugar al ajedrez en plena via pública. Los mexicanos somos surrealistas, barrocos y originales, pero todavía tenemos libertad. Me aterra que podamos perderla. ¿Tendríamos el valor y la unidad que han demostrado los ciudadanos de Irán para defender los derechos mínimos, más allá de preferencias partidistas? Cuando veo los acontecimentos de Irán y de Honduras no dejo de pensar, salvadas las infinitas diferencias de uno y otro caso político: "cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon tus bigotes a remojar".

Gracias a la Secretaría de Relaciones Exteriores por tomar en cuenta la voz de un ciudadano. Y si un ciudadano consiguió una respuesta ¿no podremos conseguir algo más si hablamos todos? Eso se llama participación, y es una de esas áreas de la vida civil que no se limitan a llenar papeletas un día cada seis o tres años para meter en urnas.

Los animo a que hagan lo mismo.

miércoles, junio 24, 2009

Marea Verde - Conoce los acontecimientos en Irán

Amigos:

Como muchos de ustedes saben, el próximo semestre daré clases en Comunicación. El compromiso, algunas casualidades y algunos amigos me llevaron a estar presente en una circunstancia particular en un momento crítico.


Un amigo me contó acerca de la posibilidad de presentar una novela via Twitter. Me gustó el proyecto y entré al famoso sevicio de microblogging. Apenas unas semanas después de haber entrado y de encontrarle relativamente poco uso ocurrió lo impensable: twitter se estaba convirtiendo en una de las pocas vías de comunicación en un momento crucial de la historia.

En Irán hubo elecciones (igual que las habrá en México en poco menos de un mes) y los resultados de la elección fueron bastante sospechosos (no muy distinto a lo que vivimos en México hace tres años). Pero a diferencia de lo que ocurrió en México, cuando los ciudadanos salieron a las calles a pedir un recuento de votos se les empezó a reprimir con una violencia inusitada. Como el gobierno de Irán es muy cuidadoso con los medios europeos y "occidentales" nada de esto salió a la luz por las vías tradicionales. Fueron los mismos manifestantes quienes subieron las imágenes de los acontecimientos (fotos y videos) por twitter, youtube, etcétera. Cada ciudadano se convirtió en un corresponsal y de poco sirvió al gobierno cancelar visas y permisos a los periodistas de los medios tradicionales.



Como me encontraba tranquilamente saludando a la eterósfera internauta en twitter, me encontré de pronto inmersa en esta situación, ayudando a los iraníes a conseguir medios seguros de conexión a la red, retransmitiendo la información que lograban enviar, etcétera. En un principio mi intención era sólo documentar el fenómeno twitter para mis clases en comunicación. Muy pronto me di cuenta de que mi ayuda era, aunque pequeña, real, y que en verdad estábamos haciendo algo. En mi caso, sobre todo, hacer conciencia de la importancia que tenía transmitir la información corroborada, revisar las fuentes, evitar la retransmisión de los nombres de los corresponsales (que están en verdadero peligro, algunos de ellos llevan ya varios días desaparecidos). Así que entre la documentación y algo cercano a una especie de activismo, me encuentro capturada y comprometida por los acontecimientos en Iran.

No he tomado partido. Sería absurdo y muy simplista abrazar causas partidistas. Si con trabajos puedo descifrar los intringulis de mi propio país, mucho menos puedo pretender que entiendo lo que hay de fondo en una historia tan compleja como la de Irán. En esta situación se suma una teocracia islámica que desde luego no puedo criticar, pero vuelve la situación mucho más profunda y difícil. Sin embargo, sí que me he identificado con su pueblo, porque basta ser humano para dolerse con la gente pacífica que es molida a macanazos, cortada con machetes, asesinada a balazos por la milicia (por sus propios hermanos) sin miramientos. Lo digo aquí: no me interesa que gane uno u otro partido, y mucho menos que algún país de Occidente entre a poner orden. Es el propio pueblo iraní quien está luchando por encontrar su camino y puede hacerlo. Pero la comunidad internacional no puede, no debe permanecer callada. Por algo están arriesgando su vida estos jóvenes tomando imágenes y subiéndolas a la red, por algo necesitan denunciar el horror que enfrentan desde hace doce días.



Escribo esta nota para invitarlos a tomar conciencia, enterarse y, si quieren, sumarse a la ayuda del modo que puedan, aunque sea contando de boca a boca lo que ocurre en Irán. Muchas de las imágenes son muy fuertes. No vean más que lo que consideren necesario para entender por qué hay que condolerse y comprometerse. No se trata de sensacionalismo y mucho menos de amarillismo, y aunque la sangre fluye en las imágenes con estremecedora profusión, lo que anima y nos invita a apoyar al pueblo de Irán es la fortaleza con la que, a pesar de todo, se siguen enfrentando, se siguen levantando del suelo ensangrentado y caminan de frente pidiendo justicia.

Por las noches, en las azoteas todos gritan "Dios es grande". Y poco a poco, conforme el dolor y la represión se extienden, también gritan "muerte al dictador". A pesar de tanto dolor hay un esfuerzo enorme por mantenerse pacíficos. Es difícil. Se trata del gran pueblo persa. Se definen a sí mismos como leones, y si apenas se atreven a tomar piedras para defenderse y mantener a la milicia a distancia para poder levantar un cuerpo herido o muerto es porque saben que su causa es justa y la fuerza sólo complicará más las cosas.

Como mexicanos, latinoamericanos y como personas individuales, ¿no debemos acaso levantar la mirada y observar lo que ocurre? Primero, porque no estamos exentos, segundo, porque a pesar de la dificultad que tenemos con una democracia tan barroca como la que vivimos, podemos expresarnos con libertad. Tercero, porque nadie que sea humano puede desoír los gritos de auxilio. La petición expresa de los ciudadanos iraníes que transmiten los testimonios de las masacres es que pasemos la voz, que no dejemos que su voz sea callada.

Después de mucho pensar, he decidido escribir este mensaje e invitarlos a escuchar el dolor del pueblo de Irán. Les repito a ustedes lo que digo a diario a mis compañeros en twitter: piensen, reflexionen, tengan criterio. No se trata de tomar partido, ni por los reformistas ni por los conservadores. No se trata de buscar un nuevo entretenimiento morboso. Se trata de un momento histórico en el momento mismo de realizarse y lo que ocurre nos dice mucho de quienes somos y quienes podemos ser.

Aquí algunos enlaces, si les interesa, ustedes mismos encontrarán muchos, muchos más por toda la red. Casi todo está en inglés. (Google ya tiene un traductor en persa, si lo creen necesario).
http://www.flickr.com/photos/mousavi1388/page2/
http://www.huffingtonpost.com/2009/06/13/iran-demonstrations-viole_n_215189.html
http://en.wikipedia.org/wiki/2009_Iranian_election_protests

http://www.elpais.com/articulo/internacional/Neda/has/muerto/vano/elpepuint/20090620elpepuint_12/Tes <---------- En español!!!

Si tienen alguna duda, mándenme un correo. Con gusto, lo que no sepa, lo investigamos. Pasen la voz, difundan este link y todos los que puedan. Basta con querer enterarse para encontrar toneladas de información.

Saludos y gracias por su compromiso.

(Copia de una nota que publiqué originalmente en Facebook hoy)

miércoles, agosto 27, 2008

Siete minutos o la negación del tiempo

En siete minutos estaré ahí. No antes, tampoco después.
Es cosa de nada y en ello está todo.
Apenas fracciones de fracciones de las cuentas de una vuelta, de algo en sí mismo,
que dividen parte a parte el giro
y suman todos el viaje alrededor de otro, sin el cual no hay nada.
Sólo siete minutos.

martes, agosto 05, 2008

La narración se espesa


La narración se espesa

(Información de la corresponsalía del departamento 2)

El reporte obtenido de parte de los corresponsales del noticiero narvarteca informa lo siguiente:

Los individuos se apersonaron buscando aprovecharse de una reclamación real hecha a Cablevisión. Ello supone que alguien de dicha empresa (misma que se negó a atender las denuncias) dio el consabido "pitazo" para que se presentaran en su lugar estos extraños advenedizos que poseían los datos y el teléfono del cliente.

No venían solos. Un taxi les avisó de la proximidad de la patrulla, motivo por el cual se retiraron del lugar y regresaron cuatro horas más tarde, esta vez, además de la camioneta amarilla estaban acompañados por una unidad marca chevy que parecía, en efecto, de la compañía Cablevisión.

Tuvieron contacto con al menos dos vecinos, mismos que le informaron al representante del grupo falso de instalación de cableado que no los dejarían entrar hasta que no tuvieran la aprobación de todos los condóminos.

Con la esperanza de ganar su confianza, los sospechosos entregaron una carta falsa (ver imagen adjunta) cuyo contenido en resumen supone que la empresa Cablevisión está retirando todos los cables e instalando dispositivos que permitan la introducción del sistema triple play. Esto claramente es FALSO. Cablevisión no procede de esta manera. (Insisto enque, lamentablemente, a Cablevisión le importó un pimiento que se presentaran técnicos falsos, aprovechándose de su marca y de sus servicios. Por lo menos por branding yo sí me preocuparía).

Todo el seguimiento de esta historia tiene un objetivo:

NO SE DEJEN ENGAÑAR. Claramente estos individuos tenían (quizá aún tienen) interés en entrar en el edificio por algún fin delictivo. Insistieron tanto que no acabo de estar tranquila y supongo que lo volverán a intentar, a pesar de que hayan dado vuelta dos unidades de policía por la zona. Los tres automóviles y los (al menos) ocho individuos involucrados siguieron dando vuelta por las calles de la colonia.

Esperemos que ya no haya nada nuevo que informar.

De haberlo, tengan la seguridad de que será publicado por este y cuantos medios me sean posibles.

Pánico

Pánico

Estoy en mi casa. Tengo miedo. He contado esto tantas veces por teléfono, que ya me cansa, dejo de saber qué es verdad, qué suposición y qué imaginación traidora. Pero necesito ponerlo por escrito, porque aun si nada pasara, alguien debe saber lo que está sucediendo.

Vivo en una colonia de clase media media, tirando a baja. Pertenezco a esa sociedad empobrecida que López Obrador buscaba arengar y Calderón se ufanaba en representar. Vivo entre las calles que los proyectos públicos sin sentido de Marcelo han vuelto de cabeza, desviado y deconstruido del modo que sólo en la ciudad de la desesperanza puede darse. Las calles aquí un buen día van al revés por horas. Y si tal medida funciona en otras urbes, tienen ciudadanos más civilizados, mejor señalización y más urbanidad. Vivo en la delegación que el pan ha revendido y reedificado hasta el hundimiento de cimientos y el agotamiento de recursos, donde delegados que fueron y vendrán aparcelaron su futuro inmobiliario a costa de las casas viejas que los abuelos van abandonando con la muerte y los nietos van malbaratando por la necesidad. Aquí, donde la colonia del Valle pierde su digno nombre y se vuelve Narvarte, a un borde de la anárquica Buenos Aires.

Bien, despotricar me ha calmado un poco. Al hecho. Esta mañana, alrededor del medio día (quizá ya pasaran las dos de la tarde) sonaron todos los timbres del edificio. Respondió primero la enfermera del departamento uno. Un individuo de camiseta mil veces lavada y jeans de uso frecuente solicitó entrar al edificio, dijo venir de la compañía Cablevisión a realizar un trabajo. La enfermera nos llamó por teléfono para preguntar si acaso venía con nosotros (la mujer a quien ella atiende ronda los 97 y tanto le da ver un canal que otro. No cuentan, desde luego, con servicios multicanales). Le sugerimos que no le permitiera pasar. Tocó también en la oficina. Como era la hora de comer nadie lo atendió. Insistió en el departamento dos, pero con otro cuento: venían a limpiar alcantarillas. Tenemos en el edificio un sistema de comunicación imbatible llamado chisme caliente y pronto todos teníamos la misma información. Nadie lo dejó entrar.

Todo estaba en calma.

A las tres y cuarto salí de casa. Deseaba llegar a tiempo a clase y el tránsito de esta ciudad, en estos días, a esas horas y con tantas prisas es traicionero. No recuerdo qué me hizo razonar así, pero siempre abro la cochera desde que me subo al coche y esta vez lo hice hasta que estuve a punto de salir. Así me di cuenta de que seguían ahí, no solo uno, sino cuatro, no, cinco, no seis… Empujaron una combi vieja, maltratada, de color amarillo huevo. Sí, la empujaron hacia atrás. No arrancaron, no encendieron el motor como hace cualquier hijo de vecina, sino que entre al menos cuatro empujaron su cacharro unos metros hacia atrás para que yo pudiera salir.

Para entonces ya todos mis sentidos estaban en alerta… un entrenamiento indispensable para sobrevivir en chilangolandia. De inmediato observé cuanto pude, mientras echaba reversa y cerraba la puerta luego, lueguito de sacar la nariz de mi chevy. Había un hombre dentro de la camioneta y se veía grande. Los demás eran bajos, de piel morena oscura, sin uniforme ni identificaciones. La combi tenía en ambas puertas un papel pegosteado que decía a modo de logo "Invisa trabaja para Cablevisión". Sí chucha, y un pimiento. Me fijé bien en la placa (siempre creí que era cuento lo de ver las placas en las películas, pero esta vez, me fijé bien). 200 MAG del Distrito Federal. La defensa estaba amarrada con mecates. Eso no es del todo raro en esta ciudad de Dios, pero ya la suma de las sospechas daba un toque truculento al conjunto. Bien amables, me indicaron que no venía coche y que podía salir sin problema. No había terminado de recorrer la cuadra cuando ya estaba llamando a mi madre por celular. Le di todas las señas y en eso, ouch! Un policía en la esquina. (Eso es señal de bajar el celular, por reacción instantánea. No quiero colaborar ni con un centavo más, voluntaria o involuntariamente, a la campaña presidencial de Marcelo, y creo firmemente que hacia allá van todas las multas por infracciones de tránsito). Luego se me ocurrió "igual y le digo algo de esos tipos". Pero de inmediato pensé lo peor "viene con ellos".

Y es que no estaba en la avenida principal, sino en la esquina de dos calles menores, poco transitadas. A medio día, francamente, no tenía nada qué hacer ahí. Paso a esa hora todos los días de mi vida adulta, desde hace cinco años, y nunca había visto un policía parado en esa esquina, ni en la época de los policletos. (Policías montados en bicicleta que vigilaban nuestras infaustas calles cubiertas de flores de jacaranda). Empeoró el panorama y le insistí a mi madre en que tuviera precaución, le avisara a mi padre, a los allegados y en fin, al sistema imbatible de comunicación vecinal, más un par de llamadas al 060 y a Cablevisión.

Di mi clase de Ética Social y volví a casa. De camino llamó mi madre: los habían visto en otra cuadra anterior a la nuestra. Habían dado la vuelta, se habían vuelto a estacionar frente al edificio. Otros vecinos confirman que vieron otros dos coches junto con la combi: un taxi y una unidad de cablevisión. Están vigilando. Llamamos de nuevo a las patrullas y ahora sí, pensamos lo peor de lo peor. Suena a secuestro. Y aderezado lindamente con las noticias del día (la muerte del adolescente secuestrado por el cual habían pagado ya rescate, y la de toda una familia después de que habían recuperado a otro familiar, porque pudo reconocer a su secuestrador), el miedo no anda en burro.

Mis padres tuvieron que salir, irremediablemente. Estoy esperando a que regresen. Cerré todo a piedra y lodo. Atranqué las puertas. Conseguí los teléfonos de prevención del delito y atención ciudadana. Tiemblo cada que escucho pasar un motor de volkswagen (suenan como ningún otro automóvil y uno casi puede confundir un vocho con una combi) y no dejo de pensar en lo que puede haber detrás de todo esto.

Una chica del servicio que se fue de mala manera del departamento uno, volvió a pedir trabajo con una bebita y cuenta el chisme que anda con un drogo medio narco a menudeo. Otro, uno de los vecinos cuya ética profesional, familiar y vital da para una serie de novelas que me permitirían competir con Mario Puzzo, (el personaje principal, un padrino de bajo perfil de una mafia en la que él es la única familia y el único familiar en el negocio, porque a todos los demás los ha eliminado con mañas abogángsters) y yo…

Yo, porque la semana pasada abrieron mi bendito Chevy y se llevaron mi mochila. A veces hasta siento pena por los ladrones, tanto trabajo por lo que ganaron: un morral de gandhi, dos libros de filosofía de la educación, uno de antropología, mis apuntes de filosofía moderna (que me habían costado sangre sudor y lágrimas) y… he aquí el drama: mi nuevo block de recibos de honorarios con dos cheques recién cobrados. Tuve tiempo de cancelar los cheques en la oficina y lo demás… me río de pensar qué fin pueden darle a tres libros viejos, todos rayados y unos apuntes somníferos de una época que aún los filósofos estudian con moderada distancia. El miedo es que en el recibo de honorarios vienen todos mis datos… Pero si la víctima hubiera sido yo, tuvieron oportunidad sobrada de hacerme algo y no hicieron nada, así que me descarto de la película tanto por inducción como por deducción y con ambos métodos estoy a salvo.

Pero el peligro sigue. Miro a mi perrita con algo de culpabilidad: es una maltecita faldera (o pantalonera) amigable y retozona. No asustaría a nadie cuando ladra y su mordida, si se pusiera brava, sería menos molesta que la de un mosco. No quiero transmitirle mi miedo ni que conozca el traicionero deseo de que fuera un doberman. Han dado vuelta ya un par de patrullas después de mis insistentes llamadas, amables pero asustadas. Se acerca la noche, no han llegado mis padres ¿Y mañana? ¿Intentarán entrar de nuevo? ¿Y si lo intentan por la noche? No tienen mucho de valor para llevarse, pero yo no tengo valor para enfrentarlos. Mi casa tiene libros. Eso hay. Libros. No es útil y práctico robar aquí porque no hay dinero (si no he podido cobrar), sólo hay enfermos, medicinas y, desde luego, libros. En la casa del corleone de petatiux… más fácil acceso, mejores motivos, pero si el tipo anda con su querida ¿por qué asustar a sus hijas que ni la deben ni la temen? La señora mayor… hay un mito sobre los tesoros de su armario. Lo cierto es que su hijo le vació cajones, cuentas bancarias, memoria y dignidad. La tiene medio cuidada con enfermeras que subcontrata por fuera de una agencia.

Cuando pienso en frío, el miedo es relativo. Espanta igual lo que hay dentro que lo que nos amenaza fuera. Quizá la única diferencia es que al miedo diario ya le tomamos la medida y esto es nuevo, emergente, quizá se disuelva en una anécdota o de para las primeras páginas de una novelita corta. Sigo sola, allá va otro volkswagen, tengo miedo.